lunes, 25 de noviembre de 2013

Comentario del poema "Circe esgrime un argumento", de Silvia Ugidos

“Circe esgrime un argumento”, Silvia Ugidos

Si regresas, Ulises,
encontrarás allí en Ítaca una mujer cobarde:
Penélope ojerosa
que afanosa y sin saberlo
le teje y le desteje una mortaja
al amor. Ella pretende
aferrarse y aferraros a lo eterno.
Si regresas
hacia un destino más infame aún
que éste que yo te ofrezco
avanzas si vuelves a su encuentro.
Más enemigo del amor y de la vida
que mis venenos
es vuestro matrimonio, vil encierro.

Quédate, Ulises: sé un cerdo.

            Este poema está formado por versos libres, aunque en realidad se trata de versos tradicionales: heptasílabos, octosílabos, tres endecasílabos, dos tridecasílabos y un pentadecasílabo. Además, hay rima asonante en e-o, aunque irregular. La rima se hace más frecuente según avanza el poema, lo que contribuye a acentuar la última palabra: “cerdo”.
            El contenido del poema son los argumentos y las razones que Circe le da a Ulises para que se quede con ella en el palacio, de ahí el título.
            En esta poesía se utiliza el mito desde una perspectiva actual, ya que transmite una concepción feminista del mundo. Para ello, la autora muestra una mujer distinta de la tradicional, que sería Circe, ya que el ideal tradicional de la mujer sería: casada, sumisa, buena con su marido…todo lo que no es esta. Lo irónico de este poema es que aparentemente ataca a la mujer, pero lo que realmente hace es defenderla.


Comentario del anuncio del vino "Circe"



Resumen del mito de Circe:
            Ulises y sus compañeros, durante su viaje a Ítaca, naufragan hasta llegar a una isla que desconocen. Una vez allí, Ulises divide al grupo en dos para explorarla. Una parte del grupo descubre un gran palacio y se dirige hacia él, pero en este vivía la hechicera Circe, quien los engaña y los convierte en cerdos. Por otra parte, Ulises y su grupo se encuentran con el dios Hermes, quien les cuenta lo ocurrido en el palacio, por lo que el héroe decide ir a rescatar a sus compañeros. Cuando este llega hasta Circe, ella descubre que su magia no funciona con él y se enamora perdidamente. Pasado un tiempo y tras haberse acostado con ella, Ulises le pide a la hechicera que le devuelva a sus amigos y esta lo hace.
            Ulises y sus compañeros pasan entonces un largo tiempo en la isla, viviendo como reyes, pero finalmente, deciden que quieren continuar su viaje de regreso a casa. Antes de partir, Ulises habla con Circe para preguntarle qué es lo que deben hacer, y esta le explica que deben descender al inframundo de Hades para encontrar al adivino Tiresias, quien les diría por dónde deben continuar.

Comentario del anuncio del vino “Circe”:
            Muchas veces, la mitología clásica es usada para dar prestigio a un producto, o para mejor desarrollo de un argumento en la publicidad. Por ejemplo, en este cartel, que anuncia el vino Rueda Verdejo 2013, se utiliza un mito que aparece en La Odisea: el de Circe. El cartel incluye un resumen muy simplificado del mito, dejando fuera varios aspectos que aparecen en el poema, pero que no son adecuados para anunciar un vino.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Comentario de “España en marcha”, Gabriel Celaya

“España en marcha”, Gabriel Celaya
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.
           
             Aunque no lo parece, este poema de Gabriel Celaya es en realidad un romance, ya que sus versos son octosílabos y riman los pares en asonante é-o.
            Este romance está escrito en primera persona del plural, algo típico de la poesía social, que pasa de lo individual al “nosotros”. Aunque, en momentos concretos del poema cambia de número y habla un “yo”.
            Se trata de un poema revolucionario, por lo tanto, es en cierto modo ambiguo, ya que la poesía social actúa de la misma manera que la publicidad subliminal, que quiere transmitir una idea, pero al no poder, solo la sugiere.
           Llama la atención el lenguaje utilizado por Celaya, coloquial e, incluso, vulgar.

Comentario de “En el nombre de España, paz”, Blas de Otero

“En el nombre de España, paz”, Blas de Otero

En el nombre de España, paz.
El hombre
está en peligro. España,
España, no te
aduermas.
Está en peligro, corre,
acude. Vuela
el ala de la noche
junto al ala del día.
Oye.
Cruje una vieja sombra,
vibra una luz joven.
Paz
para el día.
En el nombre
de España, paz.
            
           Este poema de Blas de Otero es telegráfico y entrecortado, casi podríamos decir que es encriptado. Está compuesto por versos de diferentes medidas, en los que usa el encabalgamiento abrupto, que incluso rompe la fluencia verbal.

            En el poema, Blas de Otero utiliza un recurso muy habitual en él, las citas implícitas, es decir, introduce versos de otros poetas clásicos españoles, pero dándoles otro sentido y, a veces, cambiándolos. Además, también realiza contraposiciones, como por ejemplo, entre el día y la noche, la sombra y la luz, y lo joven y lo viejo.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Comentario de "Discurso a los jóvenes", de Ángel González.

“Discurso a los jóvenes”
Ángel González
De vosotros,
los jóvenes,
espero
no menos cosas grandes que las que realizaron
vuestros antepasados.
Os entrego
una herencia grandiosa:
sostenedla.
Amparad ese río
de sangre,
sujetad con segura
mano
el tronco de caballos
viejísimos,
pero aún poderosos,
que arrastran con pujanza
el fardo de los siglos
pasados.

Nosotros somos estos
que aquí estamos reunidos,
y los demás no importan.

Tú, Piedra, hijo de Pedro, nieto
de Piedra
y biznieto de Pedro,
esfuérzate
para ser siempre piedra mientras vivas,
para ser Pedro Petrificado Piedra Blanca,
para no tolerar el movimiento
para asfixiar en moldes apretados
todo lo que respira o que palpita.

A ti,
mi leal amigo,
compañero de armas,
escudero,
sostén de nuestra gloria,
joven alférez de mis escuadrones
de arcángeles vestidos de aceituna,
sé que no es necesario amonestarte:
con seguir siendo fuego y hierro,
basta.
Fuego para quemar lo que florece.
Hierro para aplastar lo que se alza.

Y finalmente,
tú, dueño
del oro y de la tierra
poderoso impulsor de nuestra vida,
no nos faltes jamás.
Sé generoso
con aquellos a los que necesitas
pero guarda,
expulsa de tu reino,
mantenlos más allá de tus fronteras,
déjalos que se mueran,
si es preciso,
a los que sueñan,
a los que no buscan
más que luz y verdad,
a los que deberían ser humildes
y a veces no lo son, así es la vida.

Si alguno de vosotros
pensase
yo le diría: no pienses.
Pero no es necesario.

Seguid así,
hijos míos,
y yo os prometo
paz y patria feliz,
orden,
silencio.

             Este poema, de Ángel González, parece el discurso de un político del régimen franquista hacia unos jóvenes, en el que les transmite una ideología de derechas, sin embargo, se trata de un poema de tono irónico, puesto que está escrito en un momento en el que en España había una fuerte censura, además, está disfrazado al ser una caricaturización del régimen, ya que  hace un juego de palabras, utiliza exageraciones y hace menciones negativas, lo que es raro en un discurso, ya que estos solo realizan menciones positivas.
            En cuanto a la forma, si bien el poema está escrito en versos libres, tiene un ritmo tradicional, ya que los versos son en realidad endecasílabos y alejandrinos, y la rima es asonante irregular.
            El poema es una especie de pieza oratoria dirigida, en un principio, a un grupo de jóvenes en general, pero en el medio del discurso se dirige hacia tres jóvenes en concreto, estos son, en realidad, la Iglesia, el Ejército y el mundo financiero, es decir, los tres estamentos que apoyaron al régimen de Franco en España. Para hacer referencia a la Iglesia, juega con las palabras Pedro y piedra, y además, ingeniosamente, caracteriza a este estamento como opresor y asfixiante; al Ejército lo llama “arcángeles vestidos de aceituna” y también le atribuye la característica de opresor.

            Es significativo que la última palabra del poema sea “silencio”, con lo que hace una crítica a la censura del régimen. 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

La literatura como medio de propaganda


Cuando hablamos de publicidad nos referimos, generalmente, a la publicidad comercial, la que aparece con los medios de comunicación en el siglo XIX, sin embargo, antes de aparecer este tipo de publicidad, ya existía otra, más arcaica, la llamada propaganda, cuyo nombre viene del verbo “propagar”. Esta se relaciona con la religión y la difusión de sus ideologías, para lo que se usaba el arte, tanto la arquitectura, construyendo grandes catedrales, como la literatura, difundiendo los milagros de santos. Este antiguo tipo de publicidad también se relaciona con la propaganda política, en la que se usaba la literatura, un buen ejemplo de ello es la Eneida, en la que se pretende ensalzar la figura del emperador Augusto al atribuirle un origen divino. Esta propaganda política a través de la literatura ha seguido usándose durante toda la historia.

• La literatura durante la Guerra Civil y la postguerra en España:
La literatura que está al servicio de la publicidad, la que sirve para propagar ideas políticas, es muy común en los regímenes dictatoriales, de esta manera, surge en España durante el franquismo la llamada “poesía social”. Esta, surgida en un momento en el que no hay libertad de partidos ni de expresión, sirve para criticar al régimen y transmitir ideales de libertad, ya que no habla de ello directamente, sino que lo hace con ironía, sugiriendo, y además, en un principio, los censores no prestaban demasiada atención a la poesía.
Los poetas más importantes de la poesía social son Gabriel Celaya y Blas de Otero, que publican muchos de sus poemas en la revista Garcilaso. Gabriel Celaya escribe una poesía de temas cotidianos, usando un lenguaje sencillo, con la que transmite ideales a favor del partido comunista y de los republicanos. Por otro lado, la poesía de Blas de Otero es menos directa y sencilla, se trata de un poeta más “artista”.
En los años 50 surge la llamada “generación del 50”, o los llamados “niños de la guerra”, entre ellos están: Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, Carlos Barral, Ignacio Aldecoa, José Agustín Goytisolo...Estos autores tienen como maestro a Antonio Machado y rechazan, sin embargo, la poesía de Juan Ramón Jiménez por ser simbolista y pura, escrita antes de la guerra y, por lo tanto, al margen de esta.
En 1959, la "generación del 50" celebra una reunión en Colliure (Francia) con motivo del cumplimiento de los 20 años de la muerte de Antonio Machado en esa misma ciudad, y, además, se publica la antología 20 años de poesía española, un manifiesto a favor de la poesía social y en contra de la poesía esteticista.
Ya en los años 60, los poetas acaban por asumir que la poesía como instrumento político no había cumplido los objetivos que ellos deseaban, y que, además, habían terminado por olvidar el verdadero fin de la poesía. Por este motivo se acaba por abandonar la poesía social.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Anuncio de “Seat León”: ¿Quién posee a quién?



Este anuncio del coche “Seat León” es buen ejemplo de cómo la literatura y la publicidad van de la mano, ya que en él se recitan unas líneas, a modo de resumen, del texto titulado “Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj” del escritor Julio Cortázar.

Texto recitado en el anuncio:
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj, te regalan un pequeño infierno, una cadena de rosas, un calabozo de aire. Te regalan algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días. Te regalan, no lo saben, lo terrible es que no lo saben, te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan la tendencia de comparar un reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado.

Texto completo de Julio Cortázar:
Piensa en esto; cuando te regalan un reloj, te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes. No te regalan solamente ese menudo pica pedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan, no lo saben lo terrible es que no lo saben, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un brazito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj, te relagan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Comentario de “A orillas del Duero”, de Antonio Machado.

“A orillas del Duero”
Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
buscando los recodos de sombra, lentamente.
A trechos me paraba para enjugar mi frente
y dar algún respiro al pecho jadeante;
o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante
y hacia la mano diestra vencido y apoyado
en un bastón, a guisa de pastoril cayado,
trepaba por los cerros que habitan las rapaces
aves de altura, hollando las hierbas montaraces
de fuerte olor —romero, tomillo, salvia, espliego—.
Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.
   
Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo
cruzaba solitario el puro azul del cielo.

Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,
y una redonda loma cual recamado escudo,
y cárdenos alcores sobre la parda tierra
—harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra—,
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero
para formar la corva ballesta de un arquero
en torno a Soria. —Soria es una barbacana,
hacia Aragón, que tiene la torre castellana—.
Veía el horizonte cerrado por colinas
oscuras, coronadas de robles y de encinas;
desnudos peñascales, algún humilde prado
donde el merino pace y el toro, arrodillado
sobre la hierba, rumia; las márgenes de río
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,
y, silenciosamente, lejanos pasajeros,
¡tan diminutos! —carros, jinetes y arrieros—,
cruzar el largo puente, y bajo las arcadas
de piedra ensombrecerse las aguas plateadas
del Duero.
     
            El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla.
            ¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
     
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó?  Sobre sus campos aún el fantasma yerta
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
     
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,
pedía la conquista de los inmensos ríos
indianos a la corte, la madre de soldados,
guerreros y adalides que han de tornar, cargados
de plata y oro, a España, en regios galeones,
para la presa cuervos, para la lid leones.
Filósofos nutridos de sopa de convento
contemplan impasibles el amplio firmamento;
y si les llega en sueños, como un rumor distante,
clamor de mercaderes de muelles de Levante,
no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?
Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.
     
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.
     
El sol va declinando. De la ciudad lejana
me llega un armonioso tañido de campana
—ya irán a su rosario las enlutadas viejas—.
De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;
me miran y se alejan, huyendo, y aparecen
de nuevo, ¡tan curiosas!... Los campos se obscurecen.
Hacia el camino blanco está el mesón abierto
al campo ensombrecido y al pedregal desierto.

            “A orillas del Duero” es un poema de Antonio Machado, perteneciente a su libro Campos de Castilla, publicado por primera vez en 1912.
            En cuanto a la forma, podemos decir que este poema está escrito en versos alejandrinos y que estos riman de dos en dos en consonante, es decir, el poema está formado por pareados.

            “A orillas del Duero” es un poema paisajístico realista en el que un caminante describe lo que ve y reflexiona sobre ello durante un paseo, por lo tanto se trata de una poesía muy prosaica y descriptiva. Para esto Machado utiliza un lenguaje descriptivo, pero, discretamente, también incluye metáforas y personificaciones. Durante el poema se describen los restos y la decadencia de un paisaje, antiguamente grandioso, pero destruido y decadente tras las batallas en las que España perdió sus últimas colonias. Con esto pretende criticar la decadencia española, en concreto de Castilla, y a su vez, realiza una crítica moral.