Cuando hablamos de publicidad nos referimos, generalmente, a la publicidad comercial, la que aparece con los medios de comunicación en el siglo XIX, sin embargo, antes de aparecer este tipo de publicidad, ya existía otra, más arcaica, la llamada propaganda, cuyo nombre viene del verbo “propagar”. Esta se relaciona con la religión y la difusión de sus ideologías, para lo que se usaba el arte, tanto la arquitectura, construyendo grandes catedrales, como la literatura, difundiendo los milagros de santos. Este antiguo tipo de publicidad también se relaciona con la propaganda política, en la que se usaba la literatura, un buen ejemplo de ello es la Eneida, en la que se pretende ensalzar la figura del emperador Augusto al atribuirle un origen divino. Esta propaganda política a través de la literatura ha seguido usándose durante toda la historia.
La literatura que está al servicio de la publicidad, la que sirve para propagar ideas políticas, es muy común en los regímenes dictatoriales, de esta manera, surge en España durante el franquismo la llamada “poesía social”. Esta, surgida en un momento en el que no hay libertad de partidos ni de expresión, sirve para criticar al régimen y transmitir ideales de libertad, ya que no habla de ello directamente, sino que lo hace con ironía, sugiriendo, y además, en un principio, los censores no prestaban demasiada atención a la poesía.
Los poetas más importantes de la poesía social son Gabriel Celaya y Blas de Otero, que publican muchos de sus poemas en la revista Garcilaso. Gabriel Celaya escribe una poesía de temas cotidianos, usando un lenguaje sencillo, con la que transmite ideales a favor del partido comunista y de los republicanos. Por otro lado, la poesía de Blas de Otero es menos directa y sencilla, se trata de un poeta más “artista”.
En los años 50 surge la llamada “generación del 50”, o los llamados “niños de la guerra”, entre ellos están: Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, Carlos Barral, Ignacio Aldecoa, José Agustín Goytisolo...Estos autores tienen como maestro a Antonio Machado y rechazan, sin embargo, la poesía de Juan Ramón Jiménez por ser simbolista y pura, escrita antes de la guerra y, por lo tanto, al margen de esta.
En 1959, la "generación del 50" celebra una reunión en Colliure (Francia) con motivo del cumplimiento de los 20 años de la muerte de Antonio Machado en esa misma ciudad, y, además, se publica la antología 20 años de poesía española, un manifiesto a favor de la poesía social y en contra de la poesía esteticista.
Ya en los años 60, los poetas acaban por asumir que la poesía como instrumento político no había cumplido los objetivos que ellos deseaban, y que, además, habían terminado por olvidar el verdadero fin de la poesía. Por este motivo se acaba por abandonar la poesía social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario