“Discurso a los jóvenes”
Ángel González
De vosotros,
los jóvenes,
espero
no menos cosas grandes
que las que realizaron
vuestros antepasados.
Os entrego
una herencia grandiosa:
sostenedla.
Amparad ese río
de sangre,
sujetad con segura
mano
el tronco de caballos
viejísimos,
pero aún poderosos,
que arrastran con pujanza
el fardo de los siglos
pasados.
Nosotros somos estos
que aquí estamos
reunidos,
y los demás no importan.
Tú, Piedra, hijo de
Pedro, nieto
de Piedra
y biznieto de Pedro,
esfuérzate
para ser siempre piedra
mientras vivas,
para ser Pedro
Petrificado Piedra Blanca,
para no tolerar el
movimiento
para asfixiar en moldes
apretados
todo lo que respira o que
palpita.
A ti,
mi leal amigo,
compañero de armas,
escudero,
sostén de nuestra gloria,
joven alférez de mis
escuadrones
de arcángeles vestidos de
aceituna,
sé que no es necesario
amonestarte:
con seguir siendo fuego y
hierro,
basta.
Fuego para quemar lo que
florece.
Hierro para aplastar lo
que se alza.
Y finalmente,
tú, dueño
del oro y de la tierra
poderoso impulsor de
nuestra vida,
no nos faltes jamás.
Sé generoso
con aquellos a los que
necesitas
pero guarda,
expulsa de tu reino,
mantenlos más allá de tus
fronteras,
déjalos que se mueran,
si es preciso,
a los que sueñan,
a los que no buscan
más que luz y verdad,
a los que deberían ser
humildes
y a veces no lo son, así
es la vida.
Si alguno de vosotros
pensase
yo le diría: no pienses.
Pero no es necesario.
Seguid así,
hijos míos,
y yo os prometo
paz y patria feliz,
orden,
silencio.
Este poema, de Ángel González, parece el
discurso de un político del régimen franquista hacia unos jóvenes, en el que
les transmite una ideología de derechas, sin embargo, se trata de un poema de
tono irónico, puesto que está escrito en un momento en el que en España había
una fuerte censura, además, está disfrazado al ser una caricaturización del
régimen, ya que hace un juego de
palabras, utiliza exageraciones y hace menciones negativas, lo que es raro en
un discurso, ya que estos solo realizan menciones positivas.
En cuanto a la forma, si
bien el poema está escrito en versos libres, tiene un ritmo tradicional, ya que
los versos son en realidad endecasílabos y alejandrinos, y la rima es asonante
irregular.
El poema es una especie de
pieza oratoria dirigida, en un principio, a un grupo de jóvenes en general,
pero en el medio del discurso se dirige hacia tres jóvenes en concreto, estos
son, en realidad, la Iglesia, el Ejército y el mundo financiero, es decir, los
tres estamentos que apoyaron al régimen de Franco en España. Para hacer
referencia a la Iglesia, juega con las palabras Pedro y piedra, y además,
ingeniosamente, caracteriza a este estamento como opresor y asfixiante; al
Ejército lo llama “arcángeles vestidos de aceituna” y también le atribuye la
característica de opresor.
Es significativo que la
última palabra del poema sea “silencio”, con lo que hace una crítica a la
censura del régimen.
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